domingo, 10 de octubre de 2010

Valle de la Tobalina, Burgos



Azkoitia-Frias-Ojo de Guareña Burgos


Salimos a las 8:00a.m de Azkoitia rumbo Frías y preveemos llegar para las 10:30 como muy tarde. El trayecto lo realizamos según lo previsto, sin ningún percance y tranquilamente observando todo lo que a nuestro paso vamos dejando atrás. Salimos con la amenaza de lluvias de Azkoitia pero aguanta bastante bien hasta entrar en la comunidad de Castilla y Leon, que empieza un xiri miri que nos acompañará durante el resto del día.

Antes de llegar a Frías hacemos la primera parada en Tobera, un pueblecito perteneciente al municipio de Frías, en el valle de la Tobalina al norte de Burgos. Aparcamos la furgo bajo la Ermita y salimos a visitarlo y hacer unas fotos a tan estupenda vista desde todos los ángulos. También aprovechamos para que los niños coman algo ya que por miedo a las vomitonas han salido de casa sin desayunar. Damos un corto paseo por los alrededores y decidimos continuar rumbo a Frías
 
En Tobera se puede hacer un corto paseo por el borde del rio de unos 800metros acondicionado con puentes, pasarelas y miradores que nos permiten disfrutar de la continua sucesión de esbeltos saltos de agua que forma el rio Molinar. En nuestro caso dejamos este paseo para otra ocasión ya que estába lloviendo.


Aparcamos en el parking que se encuentra a los pies del castillo, a esa hora de la mañana no hay muchos visitantes, vemos al fondo una autocaravana aparcada que parece que ha pernoctado allí, poco después cuando estábamos callejeando por el pueblo nos encontramos con los dueños de la AC, era un chico con el que estuve trabajando una temporada. Nos dijo que habían echo noche y estuvieron estupendamente, un lugar muy tranquilo y silencioso.

Antes de nada buscamos la oficina de turismo que se encontraba a la entrada del castillo y la chica que nos atendió, dedujimos que era francesa por su acento, nos infomó de lo que podíamos ver en aquel valle. La chica fue muy amable y muy simpática con los niños, tenía un don de gentes exquisito. Nos explicó que nos encontrábamos en la ciudad más pequeña del mundo, con 250 habitantes.

Fuimos los primeros en visitar el castillo aquél día por lo tanto tuvimos el honor de abrir la puerta del casitllo. Esto supuso un conflicoto entre nuestros niños ya que al ofrecer la guía la apertura de la puerta, los dos quisieron participar de tal acto. Llegaron a un acuerdo, Aimar abría la puerta de la entrada principal y Manex lo cerraba desde dentro. Tras las primeras indicaciones de la guía iniciamos la visita por el interior del castillo. 
Manex vio en la maqueta que se encuentra en la entrada que en el patio central había una catapulta y no se cansó de preguntar a la guía y a nosotros que dónde se encontraba aquella catapulta ya que en el castillo que estábamos visitando no había nada en su lugar...

El castillo, de caracter defensivo, uno de los mejores ejemplos de la arquietectura medieval militar española, se encuentra en muy buenas condiciones, ya fue restaurado. Nos paseamos por su interior dejándonos llevar por la vida en ella en la época de cuando el castillo era habitado, se podían apreciar las diferentes estancias de la época, imaginándonos la vida allí, y lanzando aceite hirviendo desde sus diferentes saeteras a los enemigos que querían tomar el castillo, etc... Subimos a la torre del homenaje, que está excabado en la roca.

Cuando salimos del castillo nos dirigimos a visitar la iglesia parroquial San Vicente y sus alrededores, la iglesia estaba cerrada así que no pudimos acceder al interior. Ahora las visitas llevan un poco más de tiempo ya que tenemos dos fotógrafos en la familia, Aimar hace sus pinitos con su cámara llevandosela consigo allá donde va y haciéndonos posar para él.

Siguiendo con la visita bajamos las callejuelas medievales hasta dar con las casas colgantes, las cuales las construyen aprovechando la roca como sólido cimiento para levantar casas adosadas entre sí, desafiando las leyes de la gravedad.

Sobre las 14:00 decidimos bajar del pueblo a una zona de recreo con merenderos y barbacoas, que se encuentra a los lados del puente medieval, junto al rio Ebro. Descubrimos que cruzando el puente hay un parque para los niños así que acordamos comer primero y tras la sobremesa disfrutar del kit kat que nos da el xiri-miri para jugar en el parque.
Comemos unos bocatas de tortilla de patatas con un pan casero comprado en el pueblo, acompañado de queso y embutido.Tras tomar el café, descansar y lanzar unas piedras en el río damos un paseito hasta el parque, cruzando sobre el puente medieval de nueve ojos, con una torre que según nos explicaron era para controlar el paso del rio Ebro, nexo de unión entre las tierras cántabras y vascas con las castellanas de Burgos. 
Mientras los niños juegan en el parque, planificamos el itinerario para la tarde. En principio habíamos pensado acercarnos otra vez a Tobera para hacer el paseo de los saltos de agua pero decidimos que es poca cosa para toda la tarde así que nos pusimos rumbo a Oña y Poza de la Sal, dos localidades de este valle que nos recomendaron visitar.

En Poza de la Sal visitamos las salinas intentando entender el proceso de cómo extraían la sal y subimos a visitar el castillo ,ubicado en lo alto de una colina a cuya falda se extiende la localidad. Castillo de los Rojas, construído en sus orígenes para la defensa de la ciudad.

Hay varias rutas planificadas para los amantes del trekking, nosotros por falta de tiempo no las hacemos pero está todo muy bien señalizado.


Al pasar por Oña, paramos en el desfiladero del rio Oca, observamos que en la zona hay un montón de caminos para realizarlos tanto a pie como en bici, desde pequeños recorridos de 800m hasta grandes recorridos con diferentes niveles de dificultad.

Lo comentamos y hacemos planes para poder venir a visitar toda la zona más detenidamente y la próxima vez tomar un destino cada vez y aprovechar las diferentes opciones que nos proporciona la zona para hacer este tipo de actividades.


A última hora de la tarde decidimos volver a Frias y pernocatar en el parking del castillo después de echar un vistazo al camping. De camino paramos en Trespaderne a merendar, estirar las piernas y comer algunas chuches... Vimos que aquí también había rutas a través de un desfiladero y se podían visitar las cuevas de los portugueses.

El camping de Frias parecía más un camping donde la gente tiene su mobilhome para pasar los fines de semana, no vimos autos ni furgos y como estaba lloviendo y estaba todo embarrado decidimos pernoctar en el parking bajo el castillo. Pernoctar. Aparcamiento castillo de Frias. estacionamos en su Parking, bajo su Castillo, N-42º45’43” y W-3º17’47”

A las 19:00 de la tarde, ya oscuereciendo subimos otra vez al pueblo a tomar algo calentito en un bar, nos dimos cuenta que la gente salía de noche ya que el número de gente aumentó considerablemente respecto a la que se encontraba por la mañana.

Mientras los niños y yo nos acercábamos a por agua ahora subiendo las callejuelas para arriba, Manu se quedó en la furgo para aparcarla en posición de pernocata y preparar la cena. La noche, tal como nos habían comentado fue muy tranquila, nadie nos molestó y no ruidos que nos molestaran.

Decidimos madrugar para poder desayunar y recoger tempranito y dirigirnos rumbo a Ojo Guareña, a unos 80km de donde nos encontrábamos, ya de camino a casa.

En lugar de volver por donde fuimos, nos parecio mejor opción volver por Bilbao, y así visitar de paso la cueva y ermita de San Bernabé. Es uno de los mayores complejos kársticos de Europa, con más de 100km de galerías subterráneas. Como nos explicaría luego el guía la parte de cueva que visitamos sólo son 400m, el resto está cerrado al público. Las entradas para la visita nos las dieron para las 13:30 así que en vista de que teníamos cerca de hora y media decidimos volver a la furgo y comer en las mesas del merendero del lugar.

El menú era un pollo al escabeche que la calentamos y nos lo comimos entre pan y pan. No sé si era por hambre pero nos lo comimos con muchas ganas, estaba riquísimo.

Otra peculiaridad del lugar era el water público que se encontraba en el merendero, funcionaba sin agua y sin productos químicos, debajo tenía una especie de cadena por la que dirigía los depósitos a una especie de fosa que se encontraba en la parte inferior del habitáculo.

Llegamos a la entrada de la cueva a las 13:15 y nos repartieron unos cascos blancos con los que teníamos que realizar la visita por el interior de la cueva. La visita fue interesantísima y espectacular, poder obsevar el trabajo que ha hecho el agua durante tantísimos años para crear semejantes cavidades bajo tierra. La visita comenzó con una proyección audiovisual de 10 minutos y acabó en la Ermita de San Bernabé, que en sus orígenes era dedicada a San Tirso y no a San Bernabé, pero según nos explicó el guía cada año una tradicional romería se celebra el sábado siguiente al día 11 de Junio, el día de San Bernabé por lo que toma el nombre posteriormente la ermita.

Volviendo a casa avistamos diversos lugares para salidas de fin de semana. Lugares con encanto que nos llamaban a parar y desear tener más tiempo para callejear por dichas poblaciones e inmensos paisajes carsticos.